Tiempo ordinario como periodo sin fechas señaladas, sin fiestas. Tiempo para centrarse en la vibración de lo cotidiano. En esta nueva entrega de su diario, Eduardo Laporte condensa los años que van de 2017 hasta 2020. Años atravesados por la urgencia, la mudanza, la lectura, la amistad, la perplejidad y, finalmente, por la pandemia.
«Así como José Saramago escribió un 8 de octubre una entrada en su diario con dos palabras («Premio Nobel»), la mía del día 13 de junio de 2020 bien podría tener estas otras dos: «Nace Tomás». El primer Laporte, del lado español, varón. Hijo de Pablo y María, lo siento cerca, un poco mío. Un presente, 13 de junio, feliz porque promete futuros. No he podido verlo recién nacido por las medidas de seguridad de la desescalada. Los niños deberían nacer así, entrando en contacto con los padres y libres del ajetreo de las visitas. Sentí el deseo no obstante de mantenerme próximo a mi nuevo sobrino y pasé las horas previas a su nacimiento en un bar cercano a la Fundación Jiménez Díaz. Leía mientras a Baroja, Momentum catastrophicum, con el miedo de que así fuera, de que algo se torciera, una bradicardia, una septicemia. Todo ha ido bien. Vivir es un don.»
EDUARDO LAPORTE (Pamplona, 1979). Escribe en diferentes periódicos y revistas. Es autor de postales del náufrago digital (Prames, 2008), Luz de noviembre, por la tarde (Demipage, 2011), Habana 2009 (SubUrbano, 2013), La tabla (Demipage, 2016), Diarios (2015-2016) (Pamiela) y Barojiano y todo lo contrario (Ipso, 2018). Tiempo ordinario recoge su producción diarística de 2017 a 2020. Vive en Madrid desde 2005.